Supongo que todos nos acordamos de lo que ocurrió no hace tanto con aquellas famosas viñetas que mostraban a un Mohammad lascivo y violento.
Las protestas (más o menos acertadas en su forma) se acallaron poniendo a la libertad de expresión por encima de todo lo demás. Occidente hizo bandera de ello y parece que muchos se sintieron orgullosos.
Hace tan sólo unos días, Israel hizo público su rechazo a unas obras del artista español Eugenio Merino, presentadas en la feria ARCO, por considerarlas ofensivas. Yo no entiendo de arte y lo poco que estudié sobre él en mi vida tenía más que ver con catedrales góticas y Velázquez o Tintoretto, por poner un ejemplo, que con las cosas que veo hoy en día en galerías varias. Pero bueno, me consuelo con lo que hace un tiempo me dijo alguien a quien conocí: el arte no se entiende, se siente.
Será por eso que da tanto que hablar.
Mirando la obra del musulmán, cristiano y judío, uno encima de otro, rezando, a mí no se me ocurre que sea ofensiva precisamente para Israel y los judíos: al fin y al cabo, es el musulmán el que está debajo del todo. Yo, quizá, hubiera elegido otra forma de representar la falta de entendimiento entre las tres religiones, pero ofensivo, lo que se dice ofensivo para los judíos, la verdad es que no lo encuentro.
Paso a la segunda imagen: un arma (metralleta Uzi, según el Diario El País, pero vaya usted a saber... cualquiera que vaya a Israel verá muchas armas, pero yo aún no soy capaz de distinguirlas. Todo será ponerse...) sosteniendo una hanukía.
Ahí sí podría encontrar algo ofensivo contra los judíos, pero sólo contra aquellos que se oponen a la violencia, no contra todos los que, diciendo bien alto que quieren su Estado Judío, están dispuestos a imponerlo a costa de la vida de los que no son como ellos.
Veamos en qué acaba este descontento.
Las protestas (más o menos acertadas en su forma) se acallaron poniendo a la libertad de expresión por encima de todo lo demás. Occidente hizo bandera de ello y parece que muchos se sintieron orgullosos.
Hace tan sólo unos días, Israel hizo público su rechazo a unas obras del artista español Eugenio Merino, presentadas en la feria ARCO, por considerarlas ofensivas. Yo no entiendo de arte y lo poco que estudié sobre él en mi vida tenía más que ver con catedrales góticas y Velázquez o Tintoretto, por poner un ejemplo, que con las cosas que veo hoy en día en galerías varias. Pero bueno, me consuelo con lo que hace un tiempo me dijo alguien a quien conocí: el arte no se entiende, se siente.
Será por eso que da tanto que hablar.
Mirando la obra del musulmán, cristiano y judío, uno encima de otro, rezando, a mí no se me ocurre que sea ofensiva precisamente para Israel y los judíos: al fin y al cabo, es el musulmán el que está debajo del todo. Yo, quizá, hubiera elegido otra forma de representar la falta de entendimiento entre las tres religiones, pero ofensivo, lo que se dice ofensivo para los judíos, la verdad es que no lo encuentro.
Paso a la segunda imagen: un arma (metralleta Uzi, según el Diario El País, pero vaya usted a saber... cualquiera que vaya a Israel verá muchas armas, pero yo aún no soy capaz de distinguirlas. Todo será ponerse...) sosteniendo una hanukía.
Ahí sí podría encontrar algo ofensivo contra los judíos, pero sólo contra aquellos que se oponen a la violencia, no contra todos los que, diciendo bien alto que quieren su Estado Judío, están dispuestos a imponerlo a costa de la vida de los que no son como ellos.
Veamos en qué acaba este descontento.
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