martes, 26 de septiembre de 2006

Iglesias

Pues nada, mis compañeros fueron a ver al Padre Yousef Saedeh, cura católico de Nablus.

No es la primera vez ni, por supuesto, será la última. Cada año, los voluntarios de Zajel pasan por esta iglesia para conocer más de cerca la realidad de la comunidad cristiana, de la que las noticias suelen olvidarse a menos que haya algo ‘de interés’ que contar.

Ala Yousef , el coordinador de Zajel, le aseguró al Padre Saedeh que musulmanes y cristianos permanecerán unidos ya que ‘nosotros, musulmanes y cristianos, somos siempre hermanos y no permitiremos a nadie que nos separe a causa de la religión’. También recordó que ambas comunidades están sufriendo las mismas dificultades bajo la ocupación, a la que hacen frente unidos.

Por su parte, el Padre Saadeh aseguró que, tanto él como el resto de cristianos de Nablus, están seguros de que los responsables del ataque a las iglesias no son representativos de los musulmanes, añadiendo que los medios de comunicación se centraron en los actos de unos pocos individuos mientras ignoraban deliberadamente las condenas a los ataques emitidas por muchos otros musulmanes, que aún siguen acudiendo a la Iglesia para mostrar su respeto a la comunidad cristiana y su rechazo a los actos mencionados.

Lo curioso de todo esto es que el ejército israelí ya puede tirar 25 casas de una vez, que tú no te enteras porque no sale en un solo telediario. Ahora bien, cuando se trata de alimentar esa idea fija que tenemos de enfrentamiento entre religiones, la noticia se ve en las tres ediciones del día, en los avances informativos y el teletexto.

Que nadie me entienda mal: quemar iglesias no me parece apropiado (igual que no se lo parece a miles de musulmanes en Palestina, aunque eso ¿en qué televisión se ve?), pero tampoco me lo parece la manipulación de la información que muestra sólo lo que quiere mostrar y según quiere mostrarlo. ¿Quieren sacar a cuatro cabezas huecas tirando cócteles incendiarios a una iglesia? Bien, que lo hagan, pero que informen también sobre las condenas a esos mismos actos (por cierto, mucho más abundantes) que hacen los propios musulmanes.

¿O es que sólo decimos lo que nos interesa?



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