viernes, 5 de septiembre de 2008

Conversaciones al teléfono

¡Carmen! ¿Qué tal el viaje? mira que tener que enterarme por terceras personas...

Era mi primer profesor de árabe, de hace ya unos años, hablando al otro lado del teléfono.

- Cuéntame, ¿qué tal? ¿estuviste en Nablus?.

- No, no, he estado en el campo de trabajo de Birzeit, aunque fui de visita a Nablus. La situación... ya sabes cómo están las cosas por allí.

- ¿Has oído lo de los barcos que han entrado en Gaza? Me alegré tanto... aunque sólo sea por llamar la atención y que la gente se pare a mirar por un momento lo que allí pasa. Tengo familia allí, lo sabes... yo soy de allí.

- Lo sé, lo sé. Espero que lo de los barcos sirva para algo más en el futuro. (¿Qué más podía decir?)

- Quería ir, pero empiezo las clases en noviembre y ¿quién me asegura que vaya a poder entrar y, sobre todo, que vaya a poder salir a tiempo?.

Me quedo pensando en Ghada, la coordinadora del campo de trabajo: su familia es también de Gaza. Ver su cara cuando habla de su hermana es sumirse en la desesperación. Aún así, supongo que con el tiempo ha aprendido a desarrollar ciertos mecanismos de defensa y por eso se empeña en ser optimista pase lo que pase. Es increíble ver su sonrisa y la esperanza que tiene puesta en el futuro. A lo mejor es que soñar es la única forma de no hundirse en la miseria. Y no me entendáis mal: tiene una casa preciosa, un buen trabajo con el que, además, disfruta, un marido que la adora y unos hijos que son para comérselos. ¿Pero cómo puede pensar alguien siquiera en que tenga una vida normal, a pesar de todo eso, cuando no puede ver a su familia en la Franja, cuando tiene que aguantar que se lleven a sus estudiantes en medio de los exámenes, cuando no le queda más remedio que agachar la cabeza cada vez que pasa por un puesto de control?.

Cada vez que hablo de libertad, tengo la impresión de que la gente me imagina con flores en la cabeza, gritando frases del tipo 'haz el amor y no la guerra'. ¿De verdad somos tan estúpidos como para no saber lo que realmente significa esa palabra? O quizás sea que nunca nos ha faltado y nos pensamos que tener libertad no va más allá de elegir qué menú del día tomar o decidir si vamos o no a la reunión familiar del domingo.

La libertad es mucho más... es, sobre todo, saber que tú, y sólo tú, controlas tu vida.

Como decía Mafalda "¿No sería lindo levantarse un día y ver que, al fin, la vida de uno depende de uno mismo?".

Esperemos que ese momento llegue más pronto que tarde.



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