"¡Mazal tov para tu amiga!"
Le acababa de decir a Oriel que Nadia estaba embarazada.
"Ojalá tuviera yo algo sobre lo que poder estar tan feliz", continuó.
Hacía un tiempo que no hablábamos, había estado fuera del país. Pensé que sería el síndrome post-vacacional-de-vuelta-a-Israel. Pero no.
"La universidad y la política me mantienen deprimido".
Me sorprendió. Cuando estuvimos juntos este verano, no me pareció que se interesara en exceso por la política y, menos aún, que fuera un pesimista nato. En realidad, el suyo es uno de los puntos de vista más originales que últimamente he tenido la oportunidad de escuchar.
"No hay ningún candidato que realmente me diga algo, que me haga pensar que esto va a cambiar. Necesitamos un verdadero cambio. Primero tenemos que arreglar los problemas entre nosotros, esta fractura en la sociedad que nos corroe; sólo entonces podremos arreglar los problemas con nuestros vecinos".
Hoy, leyendo El País, me he encontrado con que el Likud va cada vez más a la derecha y que tiene serias posibilidades de obtener una buena victoria en las legislativas del 10 de febrero. Por lo visto, al señor Netanyahu le salió el tiro por la culata intentando dar una imagen moderada y terminó contando entre sus filas con gente a la que eso de "diálogo" le suena a chiste.
Pero vamos más allá: resulta que uno de sus colaboradores, el señor Feiglin, se declaró hace unos años admirador de Hitler. El artículo de El País resalta que Feiglin consideraba a Hitler " 'genio militar incomparable' que 'dotó a Alemania de orden público y de un régimen ejemplar con un sistema judicial apropiado'. Añadía Feiglin que el sionismo es 'racista' y que los palestinos son 'inferiores' porque fracasaron a la hora de lograr su Estado a lo largo de la historia".
Teniendo en cuenta cómo está el panorama en cuanto a exaltación del nazismo se refiere, yo me pregunto cómo es que a este hombre se le permitió decir aquello y quedarse tal cual. A veces pienso que cosas como estas sólo pueden pasar en Israel: entre políticos que dicen admirar las tácticas militares de Hitler y grupos nazis barriendo las calles del país de tanto en cuando, parece que hemos salido del cuento de "el mundo al revés".
Se excusará el señor Feiglin, supongo, alegando que aquellos comentarios fueron hace ahora diez años y que, si salen a la luz, es sólo porque a algunos antisemitas les interesa tergiversar sus palabras. Tampoco sería la primera vez que a Juan Miguel Muñoz se le echa en cara tal acusación.
En cualquier caso, habrá que ir cruzando los dedos para el 10 de febrero y rezar para que la candidata de Kadima, Tzipi Livni (que no sé si será mejor, pero peor, desde luego, no parece) sepa sacar ventaja de tan bochornosos comentarios.
¡Hagan sus apuestas!
Le acababa de decir a Oriel que Nadia estaba embarazada.
"Ojalá tuviera yo algo sobre lo que poder estar tan feliz", continuó.
Hacía un tiempo que no hablábamos, había estado fuera del país. Pensé que sería el síndrome post-vacacional-de-vuelta-a-Israel. Pero no.
"La universidad y la política me mantienen deprimido".
Me sorprendió. Cuando estuvimos juntos este verano, no me pareció que se interesara en exceso por la política y, menos aún, que fuera un pesimista nato. En realidad, el suyo es uno de los puntos de vista más originales que últimamente he tenido la oportunidad de escuchar.
"No hay ningún candidato que realmente me diga algo, que me haga pensar que esto va a cambiar. Necesitamos un verdadero cambio. Primero tenemos que arreglar los problemas entre nosotros, esta fractura en la sociedad que nos corroe; sólo entonces podremos arreglar los problemas con nuestros vecinos".
Hoy, leyendo El País, me he encontrado con que el Likud va cada vez más a la derecha y que tiene serias posibilidades de obtener una buena victoria en las legislativas del 10 de febrero. Por lo visto, al señor Netanyahu le salió el tiro por la culata intentando dar una imagen moderada y terminó contando entre sus filas con gente a la que eso de "diálogo" le suena a chiste.
Pero vamos más allá: resulta que uno de sus colaboradores, el señor Feiglin, se declaró hace unos años admirador de Hitler. El artículo de El País resalta que Feiglin consideraba a Hitler " 'genio militar incomparable' que 'dotó a Alemania de orden público y de un régimen ejemplar con un sistema judicial apropiado'. Añadía Feiglin que el sionismo es 'racista' y que los palestinos son 'inferiores' porque fracasaron a la hora de lograr su Estado a lo largo de la historia".
Teniendo en cuenta cómo está el panorama en cuanto a exaltación del nazismo se refiere, yo me pregunto cómo es que a este hombre se le permitió decir aquello y quedarse tal cual. A veces pienso que cosas como estas sólo pueden pasar en Israel: entre políticos que dicen admirar las tácticas militares de Hitler y grupos nazis barriendo las calles del país de tanto en cuando, parece que hemos salido del cuento de "el mundo al revés".
Se excusará el señor Feiglin, supongo, alegando que aquellos comentarios fueron hace ahora diez años y que, si salen a la luz, es sólo porque a algunos antisemitas les interesa tergiversar sus palabras. Tampoco sería la primera vez que a Juan Miguel Muñoz se le echa en cara tal acusación.
En cualquier caso, habrá que ir cruzando los dedos para el 10 de febrero y rezar para que la candidata de Kadima, Tzipi Livni (que no sé si será mejor, pero peor, desde luego, no parece) sepa sacar ventaja de tan bochornosos comentarios.
¡Hagan sus apuestas!
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