Me levanto temprano, moribundo
perezoso resucito, bienvenido al mundo
con noticias asesinas me tomo el desayuno.
¿Os acordáis de esa canción? Pues parece ser la banda sonora de cada desayuno durante las, ya casi, dos últimas semanas.
Ayer me acosté con la promesa de una reunión entre Zapatero y Abbas, y la voz de RAPHAEL SCHUTZ resonando en mi cabeza, al tiempo que me preguntaba qué estaba diciendo este hombre o, en su caso, quien le hubiera preparado el guión para las respuestas a contestar.
Esta mañana, decidida como estaba a ver qué ocurría con la reunión del presidente de España y
el hombre de Ramallah, he encendido el televisor antes de salir para el trabajo (todo lo bueno se acaba y hoy los "profeeee me ha pegadooo fulanitoooo" y los "no, porque no, porque no quiero y me enfado" ya me esperan, a la vuelta de la esquina).
Mi sorpresa ha sido mayúscula cuando lo primero que he visto ha sido que se han lanzado 4 cohetes desde el sur del Líbano. Luego han pasado a ser dos. Finalmente, tres.
Primero he pensado en Hezbolá, como todo el mundo, supongo, pero, a pesar de que ayer Nasralá advirtiera a Israel de no meterse en Líbano si no querían una carnicería (esta vez de carne israelí), me seguía pareciendo un poco extraño este repentino lanzamiento de cohetes después de haberse pronunciado, hace días ya, en contra de una intervención en la zona con el objetivo de apoyar a Gaza.
Mientras leo las noticias, lugares conocidos me vienen a la cabeza: Nahariya, Nakura, Galilea... lugares, y personas.
Sigo leyendo. Por lo visto, los cohetes no parecen haber sido lanzados por Hezbolá.
Entre las pestañas abiertas del navegador, con varios periódicos a la vista, me topo con un chico israelí y su artículo "
World citizens, wake up!". Por un momento, me pongo en su lugar: sé lo que es escuchar las explosiones fuera, sólo que mis compañeros y yo no teníamos ningún refugio especial y simplemente cruzamos los dedos para que el ejército israelí hiciera blanco donde lo tenía que hacer y no sobre nuestra escuela, en 2006.
Pero según avanzo en el artículo, me encuentro con esto:
I ask myself the following questions: does the world know that the IDF calls and warns civilians before it strikes their homes, used as Hamas arms caches?.
Y entonces la que se pregunta, soy yo. Sí, sí, yo también
ask myself, sólo que mi pregunta es a qué lugar puede escapar un palestino de Gaza para evitar ser bombardeado. Por mucho que le avisen con antelación (a todo esto, ¿con qué antelación?).
Does the world know that while we fight for our legitimate right to live in peace and security, Palestinian patients receive dedicated treatment at Israeli hospitals? Vale, vale, yo y medio mundo más estábamos equivocados cuando criticamos la decisión de Israel de no permitir una tregua humanitaria: es que los heridos de Gaza estaban recibiendo tratamiento en Israel!! jo, haberlo dicho antes, hombre! mira que pensar que a esta gente se la dejaba morir impunemente... Y, por supuesto, este ataque en legítima defensa sobre Gaza trarerá paz y seguridad. Faltaría más.
I ask myself, where was the world more than a year ago, when Hamas men massacred Fatah men and innocent members of their own people? Pues veamos, ¿dónde estaba yo?, ¿qué hice? ah, sí, ya recuerdo: llevarme las manos a la cabeza, poco más o menos como ahora. Hablar con mis amigos y desesperarme. Escuchar los tiroteos a través del msn. Decir yo que se habían vuelto locos y darle la razón a mis amigos cuando eran ellos quienes lo decían. Sentirlo en el alma por la gente que yo conocía y que estaba allí. Intentar decidir si ese año iba a Palestina o no.
La sensación de impotencia fue similar, porque en esa ocasión tampoco había mucho que yo desde aquí pudiera hacer.
Pero lo que este chico parece olvidar es que hay que hacer una distinción entre la población civil y los que resisten de forma armada. Se tienen que dar cuenta los israelíes de que somos muchos los que no apoyamos la violencia, venga de donde venga. Y que quienes siempre pagan el precio más alto son, normalmente, los que poco o nada tienen que ver en el asunto.
Pero es mejor mezclarlo todo, para que parezca que todos los palestinos son culpables de lo que está sucediendo y poder justificar de alguna forma la sangría. Y para dejar entrever, de paso, que los que apoyamos a los palestinos ya no somos ni pro-palestinos siquiera, sino directamente pro-terroristas, porque sólo eso explica nuestro apoyo a Gaza. Así la conciencia pesa un poco menos.
Pero que no me vengan diciendo que si no estamos al tanto, los próximos serán nuestros niños, para recabar así nuestro apoyo a su lucha por la
seguridad y la
paz (mundiales! al parecer).
"
Sí, sí, tú te metes conmigo, pero que sepas que después van a ir a por ti.
Mejor ponte de mi lado y los paramos ahora".
Esa táctica de patio de cole ya nos la sabemos.