domingo, 21 de octubre de 2007

Imágenes desde el exilio

Para la mayoría de los palestinos, Jerusalén se ha convertido en una ciudad más allá de lo alcanzable. Parece mentira que tan pocos kilómetros - uno puede coger un autobús cerca de la Ciudad Vieja y, en unos pocos minutos, está atravesando el checkpoint de Qalandia para llegar a Ramallah - puedan convertirse en una distancia del todo insalvable. Órdenes militares, puestos de control, permisos especiales prácticamente imposibles de conseguir y un muro gigante y gris tienen la culpa.


De camino a Belén tuvimos que dar un buen rodeo para evitar, forzosamente, pasar por Jerusalén: acompañados como íbamos por nuestros compañeros Palestinos, la sola idea de pisar la ciudad era imposible.


En un momento dado, se oyeron casi al unísono varias voces "¡Al Quds, Al Quds! ¡Al Aqsa! "


Me quedé mirando hacia el lugar que apuntaba aquella decena de dedos y, por más que escuadriñaba el horizonte, yo no era capaz de ver nada. ¿Al Aqsa? ¿Dónde?.


De pronto una cúpula brilló un poco más de lo normal, sobresaliendo por encima del resto de edificios que la acompañaban: el Domo de la Roca. Ahora sí me situaba: Al Aqsa está a unos pocos metros.


Me invadió cierto sentimiento de tristeza, de injusticia. Ver a toda aquella gente emocionarse viendo la Jerusalén que, seguramente, nunca pisarán me hizo sentir de la misma forma en que uno se siente cuando ve a un niño anhelando algo que sabe que sus padres nunca le darán. Es casi condescendencia, compasión: tú crees que no hay nada que hacer, que Jerusalén nunca les será devuelta, pero ellos siguen emocionándose, pensando en el día en que podrán pasear por sus calles, rezar en sus iglesias y mezquitas, disfrutar de sus noches.


Igual que mis compañeros, miles de personas esperan, dispersas por el mundo, poder regresar a su tierra. En el exilio, en la diáspora, en como-lo-queramos-llamar, las esperanzas se alimentan a base de imágenes, historias que pasan de padres a hijos, de anhelos futuros... y cada uno va construyendo su propia ciudad: la Jerusalén de las mil caras.


Steve Sabella reaparece con el proyecto Jerusalem in Exile - tangible memories, con la intención de reconstruir la ciudad donde él mismo nació a partir de las imágenes mentales que los palestinos repartidos por el mundo tienen de este lugar.


¿Os animáis a participar?



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