miércoles, 10 de octubre de 2007

InshaAllah

Volvía a casa disfrutando por fin de haber terminado la jornada laboral y pensando ya, cosas del estrés, en las combinaciones de tren y autobuses que tendría que hacer al día siguiente para ir a Madrid. Llegar a la capital a veces se parece más a una búsqueda del tesoro que a cualquier otra cosa.

Aún así, la música en los auriculares me daba cierta paz en mi camino hacia el metro. "Ahora hasta Getafe, luego el tren hacia...". De pronto la música se para y A vava Inouva -mi tono de llamada entrante- empieza a sonar en el móvil.

Miro la pantalla: un 970. ¿Un 970? ¿De qué trabajo me llaman? Estos días he ido a tantas entrevistas que ya no sé ni lo que veo.

Le doy al botoncito verde, descuelgo. Idir deja de cantar para dejar paso a una voz que me dice Marhaba desde el otro lado del teléfono. ¿Marhaba? ¡Palestina! Mis ojos se abren como platos; ¡Marhaba!, respondo. La voz vuelve a hablar 'kifeek, ya Carmen?'. ¡Sa'ed!. Empiezo a reír. ¡Es Sa'ed!.

Empezamos a hablar. Que qué tal el trabajo nuevo -Laila me ha dicho que ahora tienes otro-, que Ramallah está preciosa con toda la gente preparándose para el 'Eid -me gustaría que el año que viene estuvieras aquí para Ramadán, Inshaallah-, que su hermano le ha borrado, no sabe cómo, todas las fotos que tenía en el ordenador -¡Gracias a Dios la mayoría las tengo en facebook!-.

Hace una pausa.

Me dice que aún no sabe nada del visado. "Me lo tenían que decir hoy, pero todavía no sé nada. Me han dicho que mis papeles están en España. Si no obtengo respuesta en dos o tres días, significará que no me lo dan". Dejo de sonreír y vuelvo a pensar que ser palestino es una mierda: siempre teniendo a alguien que decide por ti a dónde ir, cuándo, cómo.

Me ha pedido que salude de su parte a Antoio y a Mehmet cuando me encuentre este fin de semana con ellos en Sevilla si finalmente él no puede venir.

Ha habido un silencio.

"¿Sabes que mi sobrina Yasmeen está preciosa? Le hicimos una foto ayer y es la foto más bonita del mundo. Mañana te la mando al correo". Sonrío y le digo que me encantaría verla. Su sobrina Yasmeen es una preciosidad, de apenas un año, que no deja de sonreir.

El tiempo pasa. Oigo un "Me ha encantado oír tu voz otra vez. Mañana te envío lo que te prometí junto con la foto. See you soon, Inshaallah".

Inshaallah.

Sa'ed cuelga y el mp3 del móvil retoma la canción allá por donde quedó interrumpida por la llamada. 'Inta wa ana' vuelve a sonar y esta vez lo hace como si quisiera consolarme.

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