Sobre los terroristas suicidas se ha dicho mucho y todo el mundo parece tener una opinión.
Yo soy de las que piensan que la religión - una interpretación errónea de la religión, precisemos - no es suficiente, por sí misma, para empujar a alguien a volarse por los aires: se necesita algo más. Pero ¿qué es ese algo?.
"Eran las cuatro de la tarde del 26 de octubre de 2001. Estaba viendo una cadena de televisión de Dubai cuando vi el cuerpo de un muchacho caído en una calle de Hadera después de haber llevado a término un ataque suicida. Lo reconocí inmediatamente, era Yusef, un muchacho que conocía desde que tenía nueve años porque había hecho teatro en la escuela de mi madre en el campo de refugiados de Yenin y a quien había grabado en numerosas ocasiones con mi cámara. Me fui a Yenin inmediatamente. Sabía que en mis manos tenía un material único. Podía ser la respuesta a la propaganda sobre los ataques suicidas, que hablan de lavado de cerebros, de religión, vírgenes en el cielo. Yo tenía todo lo contrario, cómo un muchacho guapo, que soñaba con el amor y el teatro se había convertido en un suicida. Empecé a rodar".
El que habla es Guiliano Mer Khamis, hijo de Arna, mujer israelí que se casó con un palestino y montó un grupo de teatro con jóvenes de Yenín. Podéis leer el artículo completo aquí.
Tanto si os convence lo que dice como si no, podéis ver la película-documental Arna's Children on-line y haceros una idea propia del porqué de los ataques suicidas viajando a través de los años, desde la infancia de unos chicos palestinos de Cisjordania hasta su adolescencia y juventud.
Las cosas no suelen ser tan simples como parecen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario