- O....sssss, pon la 3, pon la 3!
En mi casa "la 3" significa Telemadrid, pero teniendo en cuenta que mi amigo vive en Melilla...
- ¿Cuál es la 3, qué dices?
- La 3, Antena3, madre mía, pero qué hacen!!!
La verdad es que me asustó y mientras encendía la tele y buscaba el mando -ese que nunca está en su sitio y menos cuando hace falta- ya me estaba imaginando explosiones, muertos y heridos por doquier.
Pero resultó que no, que no se trataba de ningún atentado ni de, mi segunda opción, ningún desastre natural: eran los cristianos griegos ortodoxos y los armenios dándose de tortas en medio del Santo Sepulcro.
Después de reponerme de la versión Matrix del clero en Jerusalén, me quedé pensando en Sonia. ¡La cantidad noches que nos pasamos en aquel lugar!
Mi amiga, que no es religiosa ni nada que se le parezca, encontró la paz de espíritu precisamente allí, así que después del Adhan, cuando oscurecía y los turistas dejaban de pasear por la ciudad vieja, me decía aquello de "Carmencita, ¿no te apetece ir a dar una vuelta?".
Cada día está más claro que en esta ciudad nadie se entiende y, también, que cada cual encuentra la paz a su manera.
En mi casa "la 3" significa Telemadrid, pero teniendo en cuenta que mi amigo vive en Melilla...
- ¿Cuál es la 3, qué dices?
- La 3, Antena3, madre mía, pero qué hacen!!!
La verdad es que me asustó y mientras encendía la tele y buscaba el mando -ese que nunca está en su sitio y menos cuando hace falta- ya me estaba imaginando explosiones, muertos y heridos por doquier.
Pero resultó que no, que no se trataba de ningún atentado ni de, mi segunda opción, ningún desastre natural: eran los cristianos griegos ortodoxos y los armenios dándose de tortas en medio del Santo Sepulcro.
Después de reponerme de la versión Matrix del clero en Jerusalén, me quedé pensando en Sonia. ¡La cantidad noches que nos pasamos en aquel lugar!
Mi amiga, que no es religiosa ni nada que se le parezca, encontró la paz de espíritu precisamente allí, así que después del Adhan, cuando oscurecía y los turistas dejaban de pasear por la ciudad vieja, me decía aquello de "Carmencita, ¿no te apetece ir a dar una vuelta?".
Cada día está más claro que en esta ciudad nadie se entiende y, también, que cada cual encuentra la paz a su manera.
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