sábado, 22 de noviembre de 2008

¿Y esto verde qué es?

Desde que lo descubrí de la mano de Jihan en el hotel Al-Yasmin de Nablus, casi, casi no he podido vivir sin él. Y digo casi porque en España no es fácil de encontrar, de hecho, aún no lo he visto por ningún lado. Claro que también puede ser que yo no sepa buscar. Pero imaginaos la cara que se me quedó cuando el hombre de la tienda, a mi pregunta de si tenían tahina, me contestó con un: "eso es de Oriente Medio! nosotros no tenemos cosas de Oriente Medio! somos marroquíes, no lo ves?". Oooops, perdone usted! Como para volver a por otra... quita, quita.

En el campo de trabajo, cada mañana para el desayuno y cada noche para la cena, ahí estaba yo la primera, botella de aceite de oliva en mano, esperando a que Laila, Tareq o Fadi trajeran la bolsa con za3tar (somos realmente buenos trabajando en equipo, ¡menuda coordinación!).

Luego abrir el pan, untar la parte de dentro en aceite y dejarlo reposar sobre el platito con za3tar tres segundos, lo justo para que quede bien pegadito... mmmmm.




Quería traerme un poco a España, pero teniendo en cuenta que después del campo íbamos a estar otros diez días viajando por Israel, me pareció que ya llevaba suficiente peso en la mochila como para añadir más, así que dejé las compras para el último momento. Habíamos quedado en pasarnos por Ramallah antes de volver a casa; lo compraría entonces.

Para no variar, el plan no salió como esperábamos, y Sonia y yo nos vimos a las tres de la tarde de aquel viernes en Cisjordania, sin la más remota idea de cómo poder llegar al aeropuerto de Ben Gurión siendo Sabbat en Israel para coger a tiempo nuestro avión de vuelta a Madrid aquella misma noche. ¡Como para pensar en el za3tar!.

Menos mal que las oportunidades vienen y van, y este año Islam venía a estudiar a España. Le pregunté si le importaba traerme un poco, ¡pero en qué hora!. Mi petición llegó la tarde justo antes de su partida y en pleno Ramadán. ¿Que y qué? pues que durante el Ramadán las tiendas cierran antes para poder romper el ayuno en familia. Así que mi buen amigo tuvo que ingeniárselas y llamar a su madre que, a su vez, tomó el za3tar dichoso de la casa de una amiga a la que estaba visitando en ese momento.

Después del trayecto Nablus-Jordania-España, llegó a mi cocina en la provincia de Toledo. ¡Qué alegría, qué alboroto!.

Aún me queda un poco...



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues podrias compartirlo wapisima ja,ja,ja,que debe de estar de rico!!!

...y volverán dijo...

Vente pa Madrid y te preparo un banquete celebrando la ocasión ( ;) ), jeje.

Eso sí, mira a ver si el pan lo puedes traer tú, porque aquí no encuentro uno en condiciones!!