Russia warns Israel against fighting Iran
Hace 2 meses
¿Dónde están las cámaras del mundo cuando se asesina a un niño palestino?
A pesar de haber estado en ella, me sigue sorprendiendo ver tanto dolor y destrucción en la ciudad. Desde que el fin de semana del 26 y 27 de agosto el ejército israelí destruyera el edificio Lubbadeh, todos los que estuvimos allí nos hemos movilizado para dar a conocer lo sucedido y poder ayudar de alguna forma a nuestro amigo Fawaz, voluntario también de Zajel y a su familia, que se ha quedado sin casa. Pero antes de que eso sucediera, el día 12 de agosto el ejército israelí también entró en el campo de refugiados de Nuevo Askar y realizó la misma operación con otro edificio, otra familia. Estos días, lo sucedido se repite. Suma y sigue. Yo me pregunto si llegará el momento en el que, cuando hable de Nablus, me ocupará más tiempo el contar todas las casas destruidas y los negocios destrozados, que el hablar de lo acogedora y agradecida que allí es la gente. Tengo la sensación de que el ejército no se contenta con arruinar la vida a los palestinos: parece que también nos quiere arrebatar los buenos recuerdos que nos trajimos de allí. Pero a pesar de todo ello, de las invasiones del ejército, de las casas destruidas, de las detenciones sin cargos, de las muertes de inocentes... la ciudad, con sus habitantes, sigue adelante. No dejaré que el recuerdo de los niños jugando en las calles, el recuerdo de la mano amiga tendida, ofreciéndote lo que tiene, de los que dejamos allí, quede aplastado también bajo la imagen de los escombros de las casas. Si ellos no se dan por vencidos, yo tampoco. Será, como decía un amigo mío, la ‘magia de Nablus’. |
A veces ocurren cosas sin que nosotros podamos evitarlo. Otras veces, simplemente, no prestamos atención. Sé que el mundo es muy grande y que el drama Palestino no es el único que se mantiene a lo largo de los años sobre la faz de la tierra. Pero también sé que muchos de los que me reprochan ayudar a gente que, según dicen, ‘nada tiene que ver contigo, Carmen’, son los mismos que se encogen de hombros y repiten la misma pregunta a mi amiga cuando viene de Ecuador o a mi compañero de voluntariado cuando cuenta su experiencia del año pasado en India. Quizá ese reproche no sea más que una burda estrategia para olvidar que ellos mismos no hacen nada, ni fuera, ni dentro de nuestras fronteras. El mundo es ancho y las injusticias muchas, ¿por qué en vez de criticar las opciones de quienes intentan hacer algo, no escogen ellos también otra causa justa por la que trabajar? Qué razón tenían Celtas Cortos con su ‘Tranquilo, majete, en tu sillón’. |