El soldado a Sonia:
- De dónde eres?
- De España?
- Abre la mochila
El soldado a mí:
- Vienes con ella? También de España?
- Enséñame tu pasaporte.
Le extiendo el pasaporte, cerrado, y se me queda mirando fijamente.
- Qué haces en Sjem?
- En Nablus, quieres decir?
- En Sjem
Sjem es el nombre que los israelíes dan a Nablus, pero no tienen bastante con estar allí día y noche que también le tienen que cambiar el nombre a todo?
- He venido a Nablus para ver la ciudad, es realmente bonita!
El soldado se me queda mirando como si hubiera dicho el mayor sinsentido del mundo. Me ha hecho un gesto con la mano para que pasase y nos ha deseado buenas noches. Es curioso cómo los comportamientos cambian dependiendo de si se dirigen a un palestino o a un internacional.
El checkpoint de Huwwara está en la entrada a Nablus según se viene desde Ramallah. Hay que bajarse nada más llegar, pasar andando por un camino vallado (ojo! torniquete incluído; es mejor no llevar nada que sobresalga de los hombros porque, de lo contrario, te quedas atascado; lo sé por experiencia propia) y coger un taxi diferente al otro lado del puesto de control.
Para salir de la ciudad la operación es la misma, solo que a la inversa.
Hoy hemos tenido suerte: en nuestra fila no habría más de 15 personas delante de nosotras esperando. Ayer vino un amigo de Nablus a Ramallah y tardó más de 3 horas.
Aún así, esta noche las cosas han funcionado un poco diferente. Normalmente a los internacionales nos dejan pasar sin tener que esperar en la fila como todo hijo de vecino, de forma que en un abrir y cerrar de ojos te has saltado las decenas de palestinos que aguantan amontonados en el control. Hoy nos ha tocado esperar como a todo el mundo. Mientras esperábamos apoyadas en una de las vallas, a pocos metros a nuestra derecha, dos chicos palestinos permanecían con los ojos vendados, mirando al suelo, custodiados por dos soldados y otro que llevaba uniforme azul, vete tú a saber lo que sería. Éste último se ha acercado a uno de los palestinos que esperaba en cuclillas y ha dado una fuerte palmada a su lado, junto al oído. El chico se ha encogido.
Nosotras seguíamos allí, mirando. Ha sido una de esas situaciones que siempre ves en los periódicos pero nunca en persona.
Les han esposado.
Nosotras hemos avanzado un poco en la fila.
Para cuando el soldado nos estaba deseando buenas noches, a los palestinos se les llevaban.
Buenas noches...
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