lunes, 18 de agosto de 2008

Sangre fresca

Y no, no me estoy refiriendo a ningún tipo de invasión israelí, ¡sino a la búsqueda de futuras esposas!

Hace dos años que estuve en el monte Gerizim, visitando a la comunidad samaritana: parte del programa cultural del campo de trabajo.

Desde entonces no he vuelto a poner el pie allí, pero parece que siguen con el mismo problema que cuando nosotros estuvimos: la falta de mujeres. Por lo que se ve, necesitan renovar la sangre.

Los samaritanos, hombres, pueden casarse con una mujer judía, cristiana o musulmana, siempre y cuando ésta se convierta y acate todos los preceptos religiosos de la comunidad que la acoge. Prefieren a las 'propias', pero no dudan en salir fuera si la necesidad se impone.

Las samaritanas, mujeres, tienen que casarse con alguien de la comunidad. Nada de buscar en otro lado.

Dicen en el reportaje que su único problema es la falta de mujeres. Me pregunto cómo será que no sienten como problema el vivir prácticamente aislados en lo alto de una montaña, con Nablus a los pies y rodeados de asentamientos israelíes... A mí me pareció un poco claustrofóbico cuando estuve, pero vete tú a saber.

El caso es que allí siguen, en su particular Tierra Santa ("¿Qué Jerusalén es el más santo de los lugares? ¡No para nosotros! Este monte, Gerizim (At-tur) sí lo es, por eso nosotros nos establecimos aquí").

Quizá si todo el mundo pensara como ellos, el problema de Jerusalén desaparecería.

¡Todos a Gerizim!



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