viernes, 9 de enero de 2009

Muestra tu solidaridad, cuelga tu kufiya


Hace unos cuantos años, los palestinos ya estaban de moda. De hecho, están de moda desde que tengo memoria adolescente. En el instituto ya lo llevaban los que querían marcar una diferencia entre ellos y el resto del mundo, al tiempo que veneraban al Ché.

Una tarde quedé con Nadia para tomar un kebab en un sitio precioso al lado de la estación de Leganés, nada que ver con los mini-restaurants de kebabs rápidos que hay por doquier ahora.

Por aquel entonces yo ya tenía una idea bastante clara, aunque sólo a través de la lectura, de que lo que ocurría en Palestina era una injusticia. Detalles más concretos, como los acuerdos varios, números de resoluciones y límite exacto de fronteras, estaban un poco más difusos y necesitaban de mucho apoyo bibliográfico, pero para mí ya era suficiente como para, al menos, llevar la kufiya como símbolo de algo: como símbolo de mi apoyo a Palestina.

El dueño del local, al vernos, nos preguntó por qué llevábamos esos pañuelos, ¿por los palestinos? "claro", respondimos. Y nos quedamos tan a gusto.

Era la primera vez que alguien me preguntaba sobre el porqué de llevar aquéllo y le agradecí en silencio que se molestara en pensar un poco más allá y no presuponer que, simplemente, lo llevaba por moda.

El tiempo, no sé cómo, ha conseguido traer de nuevo el hatta a Europa... y lo que no es Europa. Me sorprendió empezar a ver tantos pretendidos palestinos en diferentes colores, pero lo que sentí fue pura estupefacción cuando descubrí que esas imitaciones baratas se regalaban con las revistas de moda!

La gente se ha cansado de recibir bolsos y agendas, pensé.

Hace unos meses que apenas me la pongo y, si lo hago, rara vez es colgada al cuello. Llevo mi bufanda y colgando del bolso o la mochila, la kufiya. Igual la gente se para a pensar que para qué necesito ambas si lo que quiero es resguardarme del frío y acaban pensando que, quizás, llevo la kufiya por otro motivo. Hacerlo así es más sencillo que colgarme un cartel que diga: "Estoy hasta las narices. No, no me la regaló Vogue, la compré en Nablús, ¿sabéis dónde queda éso?".

Parece ser que no soy la única con el mismo problema.

Hoy me ha llegado, vía email, esta propuesta organizada, según parece, por Palestina LLiure. Quizás hayamos encontrado la forma de devolver a este trozo de tela su significado original.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ya he pasado por el blog,colgare mi kufiya...por el pueblo palestino!! con todo mi corazon
y sentimiento.